¿ERES UN OIDOR O UN HACEDOR?
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
Santiago 1:22
Al leer este pasaje me hace recordar a los niños cuando juegan. Ellos se engañan, fingen ser su superhéroe favorito durante el rato en que están jugando, imaginando que tienen la capacidad para volar o ser súper fuertes. Pero cuando las madres los mandan a ir a tomar un baño, la farsa acaba y ya no pueden volar ni resistir. Creo que todos hemos vivido esto cuando éramos pequeños.
El libro de Santiago es muy claro cuando dice que la persona que oye lo que la Biblia dice, pero no lo practica, se está engañando a sí misma. Al leer este pasaje me ponía a pensar en cuantas personas hoy en día juegan a ser cristianos. Solo escuchan la palabra, pero no practican, no viven ni sienten temor de vivir la vida conforme el Señor ha dicho que vivamos. Solo aquellos que son hacedores de la Palabra entienden la gracia salvadora.
En el versículo 23 de Santiago 1 dice: “Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es”.
La Palabra de Dios es como un hombre que, cuando se mira en un espejo, ve el sucio en su cara y su cabello despeinado. Él observa cuáles son los problemas y que necesita hacer para mejorar su apariencia. Entonces, ¿cómo se conecta eso con la Palabra de Dios? La Palabra de Dios, en nuestro tiempo devocional diario, nos convence de las áreas de nuestra vida que necesitamos arreglar con Dios. Pero muy frecuentemente, las personas vienen a la iglesia escuchan el mensaje y al salir ya olvidan lo que escucharon.
Mis hermanos, cuando nosotros estudiamos la Palabra de Dios y vivimos en ella, no solo nos convencemos de pecado, sino que cuando pasamos tiempo con ella, permitimos que la ley suprema de Dios nos convenza y nos damos cuenta que nos hemos separado de Dios. No será como si nos hemos visto en un espejo por un período corto de tiempo y cuando nos volteamos ya nos olvidamos de lo que vimos. No. La Palabra de Dios estará grabada en nuestros corazones de una manera que no nos olvidaremos. Estaremos ansiosos por compartir nuestra fe y por convertirnos en el tipo de persona que Dios quiere que seamos.
¡Creciendo juntos!
José Miguel Olave
Pastor de Adoración y Artes