DEJEMOS DE QUEJARNOS
«Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.«
Lucas 10:40
En el relato bíblico de Marta y María, Marta se siente injustamente tratada al percibir que su hermana no la está ayudando en las tareas mientras ella trabaja arduamente. Esta situación desencadena en Marta sentimientos de frustración y desigualdad, llevándola a expresar su queja a Jesús. La reacción de Marta refleja la percepción de una injusticia que la impulsa a manifestar su malestar.
La queja, en general, puede originarse en diversos factores, como la insatisfacción con una situación, la percepción de trato desigual o injusto, la frustración por expectativas no cumplidas, entre otros aspectos. Es común que la queja surja cuando sentimos que algo no es equitativo o justo, manifestando un malestar o descontento ante lo que consideramos una situación injusta. La expresión de la queja puede ser una forma de comunicar nuestra insatisfacción con un trato que percibimos como desfavorable o injusto.
Al expresar quejas, muchas veces adoptamos dos roles diferentes:
- Toda persona que se queja se siente una víctima, centrando nuestra atención en lo que percibimos como injusto o desfavorable en lugar de confiar en la soberanía y el plan de Dios para nuestras vidas. La queja es incapaz de gozarse con lo que tiene.
- Toda persona que se queja tiene una posición de juez, evaluamos la situación como si fuéramos jueces. La queja es quitar a Dios del estrado de juez y colocarlo en el banco del acusado.
La Biblia nos brinda varias enseñanzas que nos pueden ayudar a eliminar la tendencia a quejarnos. En Filipenses 2:14-15 se nos insta a hacer todas las cosas sin quejas ni contiendas, para que podamos brillar como hijos de Dios en un mundo lleno de adversidades. Esto nos recuerda la importancia de mantener una actitud positiva y agradecida en todas las circunstancias, confiando en la soberanía de Dios y en Su plan para nuestras vidas.
Además, en 1 Tesalonicenses 5:18 se nos exhorta a dar gracias en todo, ya que esta es la voluntad de Dios para nosotros en Cristo Jesús. Esta enseñanza nos anima a enfocarnos en la gratitud y en reconocer las bendiciones que recibimos, en lugar de centrarnos en lo que nos falta o en lo que consideramos injusto. Al cultivar una actitud de agradecimiento y confianza en Dios, podemos eliminar la queja y encontrar paz en medio de las dificultades.
La idea central es recordar que, si Jesús pudo soportar una gran injusticia por amor a cada uno de nosotros, nosotros también podemos ser capaces de perdonar, tolerar y mostrar amor a los demás, incluso en situaciones difíciles o injustas, como un acto de amor y gratitud hacia Él.
Avancemos con fe
Juan Carlos Chirinos
Pastor Asistente