SOPORTANDO LAS PRUEBAS
“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios.”
2 Timoteo 1:8
Timoteo no debía tener vergüenza. Primeramente, no debía avergonzarse del testimonio de nuestro Señor, refiriéndose al evangelio. La tarea de los creyentes es predicar a Cristo como Salvador. Jesús estableció lo que se llama GRAN COMISIÓN, en ese mismo sentido el creyente es testigo de Cristo.
Sin duda en ocasiones el testimonio del evangelio será dificultoso. En días de Timoteo lo era, puesto que se anunciaba como Salvador a una persona que había sido crucificado por los romanos.
El cristiano, por todas las dificultades y problemas no debe dejar de dar testimonio del Señor, porque si no estaría avergonzándose de Cristo. De ahí que el apóstol exhorte a Timoteo a mantenerse firme, sin dudar, sin avergonzarse en la proclamación del mensaje de Cristo, no solo para salvación, sino también en toda la enseñanza de vida cristiana procedente de Él.
En segundo lugar, pide a su hijo en la fe, que tampoco se avergüence de él a pesar de ser un prisionero, condenado a muerte, cuando le escribía. Pero le hace notar que, aunque estaba encarcelado en Roma, en una cárcel destinada a prisioneros condenados, no era prisionero de Roma, sino de Cristo. Es interesante apreciar como el apóstol vincula sus prisiones con Cristo. El propósito divino contemplaba los tiempos de prisión, siendo un medio de dar testimonio de Cristo (Fil. 1:12–14). Estaba preso por propósito de quien lo había salvado y llamado al ministerio de la evangelización. Quien no se avergüenza del evangelio, tampoco podía avergonzarse de Pablo.
Pablo agrega que Timoteo debía estar dispuesto a participar de las aflicciones del evangelio, como él lo hacía. Así mismo, el creyente debe estar dispuesto a participar con los que sufren por causa del evangelio.
Termina mencionando sobre el poder de Dios, que acompaña al creyente en cada momento, sobre todo para hacerle soportable el padecimiento por causa del evangelio. Timoteo debía asumir los problemas causados por el testimonio fiel, haciéndolo en el poder de Dios.
¡Creciendo en la Palabra y viviendo juntos en santidad!
Luiggi Naveda
Pastor Asistente