EL INIGUALABLE AMOR DE DIOS
“A pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto, y allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí.”
(Oseas 2:14) Traducción en Lenguaje Actual
Estoy casi seguro de que no hay un esposo o una esposa, que no haya sentido en algún momento de convivencia con su pareja, tal decepción, que no haya pensado que tal vez se equivocó en la vida, al escoger su pareja. Y que a pesar de los esfuerzos desplegados del uno, para volver a vivir ese primer amor que tanta satisfacción le trajo o que tanta felicidad disfrutó; no son casi nada para el otro.
Ni más ni menos fue la experiencia de Dios con su pueblo Israel. Dios se presenta como el marido amoroso, ante una fría y calculadora mujer (Israel), a quién Dios amó, la cuidó, la protegió, la llenó de bendiciones y cariño por doquier; sin embargo, ella (Israel), se ofreció a sus amantes tal cual una prostituta se ofrece ante sus clientes. El lenguaje es crudo, pero no vulgar. Y aunque la relación está fracturada, su marido (Dios) no ha dejado de amarla, bendecirla y proveerla para sus necesidades. ¡Qué tal amor de Dios! Aunque Dios manifiesta emociones dolorosas como estas:
1. LA DECEPCIÓN DE DIOS. Dios llamó a Oseas, el profeta, a padecer en carne propia el adulterio de su mujer, para que así entendiera a cabalidad, la gravedad del pecado de Israel. Entonces, de esa manera podía proclamar de corazón el mensaje recibido de parte de Dios a Su pueblo infiel.
Quizá la mejor respuesta de un Dios amoroso en extremo hubiera sido, la misma que le dijo a Moisés: “Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y yo haré de ti una nación grande.” (Éxodo 32: 9-10). Qué duda cabe que Dios lo hubiera hecho vez tras vez. Pero, el amor de Dios no está en cuestionamiento. Lo que está en cuestionamiento es la infidelidad del pueblo de Dios ayer y la infidelidad de muchos en la iglesia de hoy. Oseas tuvo que entender a Dios lo que significaba amar y no ser correspondido. Sacrificarse por la persona amada, tan solo para cosechar ingratitud o indiferencia. Como el pecado ha distorsionado tanto la imagen de Dios en el ser humano, al punto de escoger lo malo, lo sucio, lo pecaminoso.
2. EL PERSISTENTE AMOR DE DIOS. Quizá jamás lograremos entender la forma y manera de como Dios amó a Su pueblo infiel en el A. T. y como nos ama ahora. De allí que Su reiterado amor diga: “Así que voy a seducirla, la llevaré al desierto y allí la hablaré a su corazón.” (Oseas 2:14) versión Palabra de Dios para Todos.
Primero Dios le quitará todas las bendiciones que el pueblo en su infidelidad compartió con sus maridos en placeres impíos. Y cuando su pueblo infiel ya no tenga que compartir y con qué agradar a sus amantes; entonces recién volverá sus ojos a Dios. Por eso dice: “Así que voy a seducirla, la llevaré al desierto y allí la hablaré a su corazón.” (Oseas 2:14). Cuando el pueblo de Dios o cada uno de nosotros sienta la incomodidad que traen las privaciones, recién estaremos en la capacidad de prestarle atención a Dios. Entonces, nos llevará al desierto, a un lugar árido, infecundo y desprovisto de lo más esencial para la vida. A un lugar donde la esposa de Dios o Su iglesia (cada uno de nosotros), no se distraiga y preste atención a quien le ama de verdad, a quien rehúsa darse por vencido, a quien por su persistente amor no entiende de agravios, ofensas, insultos, escarnios, etc. ¡Qué tremendo el amor de Dios!
Bueno sería que cada uno de nosotros, consideremos y aquilatemos el amor de Dios antes de que vengan los días que tengamos que ir al desierto, los tiempos en que ya no hay lo que nos entusiasmaba y la vida se torne gris, ajada y pasajera. ¡Medítalo!
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor
Gracias pastor, es verdad, a veces somos el Israel que tantas veces se alejó del verdadero amor de Dios. Pero el amor inigualable e imperturbable de nuestro Hacedor nos cobija seamos fieles o no. Bendecido día pastor Vicente