LA INSENSATEZ DEL HOMBRE
“No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.”
Salmos 32:9
Sin lugar a dudas que todos hemos escuchado la siguiente frase: “el hombre nace bueno, la sociedad lo corrompe”. Esto es todo lo contrario a lo que las Sagradas Escrituras afirman: “La necedad está ligada en el corazón del muchacho;” (Proverbios 22:15a). Es decir, que el hombre viene aparejado de necedad y coronado de insensatez.
Es por esa razón que Dios interviene en la vida de cada ser humano, a través de diversas situaciones humanas, con el propósito de convencer a las personas de su pecado y darles la oportunidad de encontrarse con él y hallar su favor. Sin embargo, el ser humano, revestido de necedad y con decisiones insensatas en cuanto a lo que es espiritual, se resiste a hacerlo. De allí que Dios haga estas comparaciones con el ánimo que el hombre recapacite y se dé cuenta de que va camino del infierno a pesar de sus buenas intenciones. Por eso los seres humanos debemos de comprender que Dios nos habla por:
1. LA FALTA DE ENTENDIMIENTO. Dios hace una advertencia muy seria a través de una comparación con dos animales: el caballo y el mulo, que son difíciles de guiar y que requieren de un entrenamiento riguroso y constante para que puedan obedecer a su amo. Por eso le dice al hombre: “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,” (Salmos 32:9a). Pues el hombre se empecina en dar a saber que todo lo que hace está bien y por lo tanto debe de llevar el sello de aprobación de sus congéneres. Sin embargo, Dios, que no aprueba tal comportamiento del hombre, lanza una expresión lastimera al decir: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20). Esto, habla claramente de la forma como el hombre ha trastocado los valores y no puede distinguir entre lo bueno y lo malo.
2. LA NECESIDAD DE SER RESTRINGIDOS. Dios sigue amonestando al hombre, el cual no solo acusa una gran falta de entendimiento. Si no que, también les dice: “que han de ser sujetados con cabestro y con freno,” El hombre requiere de la restricción, del trato duro y áspero. Y lo que Dios nos está diciendo: No obligues a tu Hacedor a hacer uso de aflicciones, pruebas y dificultades para volverte al camino o para mantenerte en él; así como el hombre lo hace con los animales tercos y obstinados, Dios tiene que recurrir a métodos duros y complicados; como se lo dijo al profeta: “porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.” (Isaías 26:9b). Aunque parezca extraño, pero, los juicios de Dios y los castigos, son de beneficio para el pecador; porque esta es la manera de conducirlo al arrepentimiento.
3. LA FALTA DE ACERCAMIENTO A DIOS. Hay una sola cosa que nos impide acercarnos a Dios, y este, es el pecado. El profeta Isaías interpretó bien este alejamiento del hombre con Dios, cuando dice: “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Isaías 59:2). Por eso, la porción de este versículo: “porque si no, no se acercan a ti.” (Salmos 32:9c), fue precisamente durante aquella temporada en la cual David vivió sin confesar su pecado. Llegó a ser como un animal terco, que solo podía ser guiado a través del dolor, del sufrimiento, de la severidad de Dios con él.
Ahora, debemos de reconocer que, si David, el rey conforme al corazón de Dios vivió esto. Y Dios no le exoneró del sufrimiento por causa de su pecado, de lo contrario David, jamás hubiera vuelto al Señor. Valdría la pena reconocer que cualquiera de nosotros no somos mejores que David. Y que por lo tanto deberíamos tener cuidado y mantener vigilante nuestra vida, antes de que la necedad o la insensatez nos alcance.
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor