CELEBRANDO EL DÍA DEL AMOR Y DE LA AMISTAD
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
(Romanos 5:8)
Esta semana ha sido motivo de recuerdos hermosos, celebraciones abundantes, tristezas sin igual, al celebrar el día del amor y la amistad. Amores hay muchos, unos que vienen, otros que pasan, todo depende de cómo sea tratado, o como sea correspondido. Pero hay un amor que igual se brinda, sea o no sea correspondido, sea o no sea bien recibido. Un amor que siempre ha estado presente, sea que nos demos cuenta o lo ignoremos; sea que lo aceptemos o lo rechacemos, ese es, el amor de Dios. Independientemente de que el hombre sea o no creyente, el amor de Dios está presente para ambos.
Ese amor de Dios, no se brinda a cuenta gotas como a veces el mundo lo maneja. Sino que se derrama en el corazón de aquel que lo desea.
Lo interesante de esta clase de amor es que se ofrece para tres clases de personas que en el mundo sería muy difícil de alcanzarlo con la libertad con la que Dios lo otorga.
1. EL AMOR DE DIOS A LOS DÉBILES. Pablo, describe la grandeza del amor de Dios. Ese amor es dado a los que no merecen, como lo expresa el verso: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles,” (Romanos 5:6a). Sin lugar a dudas sólo Dios puede brindar su amor a gente débil. Eso muestra claramente que las razones de ese amor se encuentran en Dios. Aquí Pablo menciona dos cosas: Primero, que él mismo estaba en esa condición de debilidad, por eso usa la expresión: “cuando aún éramos débiles,” Y segundo, usa la palabra débiles, que equivale a incapaces. Y claro que el mundo entero fue, es y será incapaz de salvarse por cualquier otro medio que no sea Cristo Jesús.
El mundo se jacta de su sabiduría, la cual no sirve para hallar a Dios como Pablo lo mencionó: “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” (1 Corintios 1:21). La sabiduría de este mundo es débil para poder conocer a Dios.
2. EL AMOR DE DIOS A LOS IMPÍOS. No deja de asombrar el amor de Dios, pues Cristo Jesús no murió por gente piadosa, sino por los impíos. Como lo expresa el versículo: “a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6b). Pablo enseña que Dios envió a Su Hijo: “a su tiempo”, es decir en el tiempo propicio; ni antes, ni después. Aunque algunos consideran que pudo ser tarde; pero Pablo, aclara este asunto, diciendo que Cristo vino en el momento perfecto del plan de Dios: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,” (Gálatas 4:4a)
El amor de Cristo era tanto que dio su vida: “en lugar de los impíos” por eso el texto dice: murió por los impíos.”. Es decir por el bien de los impíos o en lugar de los impíos o en nombre de los impíos. Que amor del Señor.
3. EL AMOR DE DIOS A LOS PECADORES. Pablo dice en ese maravilloso versículo: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8). Esta es la prueba definitiva del amor de Dios al pecador. Y que difícil habrá sido para el Padre, enviar a Su único Hijo a morir en lugar de los pecadores; y es que era la única manera de poder reconciliar al hombre consigo mismo. Sobre todo cuando el inocente Jesús tuvo que pagar en la cruz, el pecado de todos y cada uno de nosotros, sus enemigos.
Entonces cualquier celebración no debe de olvidar el gran amor de Dios, el amor de los amores; que se brindó por el puro afecto de su voluntad. Vivamos con gratitud y celebremos ese amor que se mostró en la Cruz del Calvario.
¡Con la expectativa de verte!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor