EL VERDADERO CULTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Narra la historia que, en el año 1621, el gobernador William Bradford de Massachussets (EEUU) anunció el primer día de acción de gracias para Nuestro Creador, y por tres días consecutivos los peregrinos de ese estado se la pasaron regocijándose y dándole gracias a Dios. Por tres días sin parar. Dos siglos más tarde, en 1863, el presidente Abraham Lincoln oficialmente instituye el “Día de Acción de Gracias”, el tercer jueves del mes de noviembre.
¡Amados hermanos!
Iniciamos un “nuevo año” expresando nuestro agradecimiento al Señor, por lo que nos ayudó en el año 2023. No solamente lo hagamos el Día que realizamos un culto de Acción de Gracias en el mes de diciembre, como si esa fecha fuera más importante que cualquier otra, sino que debemos hacerlo en cada momento de cada día que pasa. Pero muchas veces, más nos quejamos que agradecemos.
El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo dice:
“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
(Ef. 5:20)
Las Sagradas Escrituras nos relata en el Evangelio de Lucas (17:11-19), que habían diez leprosos. Una enfermedad que no tenía cura. Ellos sabían que su única esperanza de ser sanados de esta terrible enfermedad era que Jesús tuviera misericordia de ellos.
Y empezaron a gritar su nombre, cuando Jesús pasó por delante de ellos, los sanó. Pero después de ser sanados, solo uno le dio gracias al que había hecho el milagro.
Recordemos que teníamos lepra espiritual, incurable y estábamos separados de Dios y condenados a muerte eterna. Y así como estos leprosos de la historia, nos encontró el único que podía sanarnos, Jesucristo, quien con su sacrificio redentor nos sanó. Por lo tanto, debemos reconocer y agradecer a Jesús quien nos salvó de la muerte eterna, y a tener comunión con nuestro Creador.
Demos gracias a Dios por lo que Él logró en la cruz del calvario. El apóstol Pablo escribió:
“Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
(Ro. 5:8)
¡Hermanos!
Una vida cristiana saludable debe ser una vida de agradecimiento a Dios, por supuesto que la mayor gratitud a Dios es nuestra “salvación”, pero también debemos hacerlo por lo que exclamaba David:
“Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados”
(Salmos 40:5)
Así como el rey David quien tenía un corazón lleno de gratitud por lo que Dios hacía en su vida, nosotros también debemos tenerlo, porque nos es imposible dar cada detalle de los favores recibidos, pero una cosa sí podemos decir: “Dios nos ha visitado con Su maravillosa Gracia, y abundantes misericordias”.
Hagamos de cada día de nuestra vida un verdadero “Culto de Acción de Gracias”, y descubriremos la verdadera felicidad.
Destruyendo barreras
José Cabanillas
Pastor Asistente