LA BATALLA QUE ESTAMOS PERDIENDO
“El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos (Proverbios 13:22a)
La preocupación de nuestros días es, la condición de muchas familias dentro de la iglesia. Las estadísticas son desalentadoras y la situación parece ir de mal en peor, con la posibilidad de que la próxima generación podría apartarse completamente de los caminos del Señor. Y esto, se debe a la crianza irresponsable; aun de padres que asisten a la iglesia, pero que están perdiendo la batalla frente al secularismo, el relativismo moral y las normas y formas culturales impuestas por el Estado. Y con la actitud indulgente y permisiva de padres que no logran o no quieren entender sobre la autoridad que tiene la palabra de Dios en este ámbito.
La eficacia y la autoridad de las Escrituras, apropiadamente interpretada, nos proporciona la base para la crianza piadosa de nuestros hijos. Mientras aplicamos la Palabra de Dios y sus principios eternos a los asuntos cotidianos de la vida, nos iremos dando cuenta que vamos formando un legado que impactará a las generaciones venideras de la manera que nadie podrá lograrlo, excepto Dios a través de la familia y la iglesia.
¿Qué debemos hacer para hacer frente a tan grande deterioro formativo en la crianza de los hijos?
1. DEJAR UN LEGADO DE FE. Un legado que pueda afectar al mundo como lo hicieron Moisés, Josué, el apóstol Pablo, etc. Este tipo de legado tendrá que ser fundamentalmente un legado generacional como lo lograron: Loida y Eunice; abuela y madre de Timoteo. Pablo dice con respecto a esto: “Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que en ti también.” (1 Timoteo 1:5). Transmitir a la fe es la responsabilidad de un creyente
2. DEJAR UN LEGADO DE VALORES. Vivimos en hogares disfuncionales, donde los padres esconden el pecado de sus hijos, toman decisiones equivocadas y ponen en las manos de sus hijos equipos sumamente peligrosos conforme a la corriente de este mundo lleno de violencia y corrupción que conduce a sus habitantes a la muerte primero y a la muerte después. Aunque parezca extraño, David en sus últimos días se preocupó por esto y dijo a Su hijo Salomón: “Yo sigo el camino de todos la tierra; esfuérzate y sé hombre. Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;” (1 Reyes 2:2-3).
3. DEJAR UN LEGADO DE SERVICIO. También David le trazó el modelo a Salomón con estas palabras: “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; más, si lo dejares, él te desechará para siempre.” Interesante que al momento del traspaso del Reino a su hijo, no le habla de las funciones reales, ni relaciones internacionales; sino de, condiciones espirituales y de consejos imperecederos.
4. DEJA UN LEGADO QUE SEA TU EXPERIENCIA PERSONAL. Esto es algo personal y público; es decir, todo el mundo se puede dar cuenta, como fue el caso de Josué: “Y vosotros habéis visto todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por vuestra causa; porque Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros.” (Josué 23:3) Dios le había entregado a Josué una visión y le había generado un testimonio, que no fue en privado; sino en público. Dios los protegió de sus enemigos y le dio la victoria; de tal manera que todos lo experimentaron.
No se imagina Ud. Como Dios puede usarlo a Ud. A sus hijos o los hijos de sus hijos. Hay que entender que Dios tiene todos los recursos disponibles y el fundamento necesario para edificar la estructura correcta para Su familia. ¡Medítalo!
Vicente Alcántara Ulloa
Pastor Supervisor