DE LA BOCA PARA AFUERA
“Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.”
Mateo 15:8
El Dr. D. L. Moody, compartía acerca de esta verdad bíblica un domingo en la iglesia. Fue invitado a predicar la Palabra en un templo al norte de Escocia, donde cantaron el Salmo 23, con hermosa entonación. Cada rincón del templo resonó con las casi tres mil personas asistentes. Él estaba asombrado al punto de decir: “Jamás he escuchado este salmo ser cantado de una forma tan hermosa”. ¡Realmente estaba impresionado!
Finalizando su predicación, preguntó a la congregación: “Por favor, con honestidad, ¿Cuántos cantaron el Salmo 23 con la experiencia de vivirlo a diario? Me gustaría que se pongan de pie y lo vuelvan a cantar”. Se levantaron menos de cien personas. Luego, se dirigió a los que se habían quedado sentados y les dijo: “Jamás he oído cantar tan mal el salmo 23.”
Una cosa es cantar la Palabra de Dios y otra muy diferente vivirla. Lamentablemente, muchas veces nuestra vida no va en sintonía con el “escrito está”. Si eso sucede, aunque la melodía suene hermosa el día domingo, nuestra vida siempre desentonará los demás días de la semana. Oramos, cantamos, leemos la Palabra, quizás de labios para afuera, sin el compromiso del corazón.
El profeta Isaías fue muy duro con aquellos que aparentaban amor y devoción al Señor (actuar con hipocrecía), diciéndoles: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;” (Isaías 29:13). Jesús, en el versículo de este devocional, también fue directo y claro con los líderes religiosos (fariseos), quienes sabían mucho de Dios pero no le conocían.
Amados, si decimos honrar al Señor pero nuestro corazón no está caminando en obediencia a los principios de Su Palabra, nuestra adoración carece de todo sentido. Estudiar la Biblia sin obediencia, es tomar la Palabra de Dios como un simple curso.
Para honrar a Dios se requiere más que sólo palabras. Que triste sería que aunque nuestra voz suene muy fuerte y agradable, el corazón suene totalmente diferente. ¡Evaluemos lo que anidamos en el corazón!
Dios nos permita cantar lo que vivimos y adorar con total integridad a quien reina en nuestro corazón.
¡Estudiemos la Palabra! ¡Vivamos la Palabra! ¡Enseñemos la Palabra!
Daniel Alcántara
Pastor Titular